Auda Carabantes (Agrupación amigos del patrimonio los ríos)

“Como le decía, yo a esa edad tenía cinco años, pero recuerdo algunas cosas, tal vez escuchando a mis mayores. Una vez que pasó el terremoto, como te contaba estábamos en la cocina de la casa, yo recuerdo que después vino el riñihuazo. Para esos días del terremoto tuvimos que irnos hacia el cerro de Huachocopihue. Y mi padre, como era maestro carpintero, tenía una tremenda carretilla y echó lo más esencial: colchones, latas de recuerdos, y nos fuimos cruzando las pampas, que ahora es vega, detrás de la Población Arica está el humedal, y yendo hacia lo que es ahora Miraflores, que antes era como cuesta hacia lo que ahora es el bosque. Me acuerdo que tenía una amiga que vivía en la rinconada, la Familia Carrillo – todavía existen los Carrillos y todavía existe La Rinconada – y subimos esa cuesta, y arriba de ese cerro se formaron los campamentos. En que consistían esos campamentos, era levantar carpas, muy juntitas una frente a las otras, y con lo que se tenía, mi padre como te digo hizo como tres viajes para llevar latas, madera también llevo ahí nos acurrucamos, e incluso me recuerdo pero tan bien que la vecina de al lado estaba embarazada y nosotros llevábamos nuestro hermanito que tenía un mes. Fue muy duro, porque recordemos que era ya otoño, mayo, próximo invierno, pero recordemos que esos tiempos los inviernos eran muchos más crudos que ahora. Por lo tanto, estuvimos no sé cuánto tiempo, pero después de eso sacaron ese campamento, que se había improvisado, y llevaron a toda la gente a la corvi, donde veo justamente una foto de los rukos, que le dieron rukos. Mi padre decepcionado total siendo el maestro carpintero, dijo ‘yo aquí no me quedo por nada del mundo.’ Por lo tanto, después del riñihuazo, volvimos a la casa y, nuestra casa tenía medio metro de agua. Y él dijo ‘nosotros nos vamos a quedar aquí’, el preparó todo lo que es arriba el segundo piso, y solamente mi madre bajaba a cocinar.”

“Mi padre quedo sin trabajo, en la barraca no había más trabajo se tuvo que ir a Puerto Montt a trabajar, incluso nos contaba bueno no se si mi madre lo recordaba después, que era casi al fin del mundo decía él. Era un lugar, pero tan helado que él se tuvo que comprar una manta de castilla, que hasta hace pocos años todavía teníamos restos de esa manta de castilla, porque era tanto el frio que había en Puerto Montt y le tocó trabajar de sereno, de noche, y nos trajo de regalo un perrito. Después ya cuando regreso, yo no sé si sería mucho tiempo o sería un año, no lo sé, pero ahí en el camino paso a comprar frazadas, y le trajo unos sacos de lana de oveja a mi madre, con lo que nos hizo unos lindos colchones. Como te decía, no quiso vivir en rukos, volvimos a nuestra casa, que hasta el día de hoy está nuestra casa, tiene más de 70 años. Han reconstruido, han hecho cabañas, pero mi casa y la casa número 6 es la original, conocidas en la población Arica. La mía que también mi padre la hizo, siendo muy joven, mi padre tenía 23 años cuando hizo esa casa. Así que espero que algún día puedas a ir a conocer mi casa, es una casa muy bien cimentada.”

 

.

N° 15
N° 16
.